Volcán gigante podría acabar con la vida humana tal como la conocemos

Contraportada // Redacción

El supervolcán de Yellowstone es una caldera volcánica ubicada en el Parque nacional de Yellowstone en Estados Unidos, uno de los más visitados del país.

Según el índice de Explosividad Volcánica, este es un volcán grado 8 en la escala de 8, aunque hizo erupción tres veces en los últimos 2,1 millones de años (la última fue hace 640 mil años).

Sin embargo, según lo narrado por Bryan Walsh, la erupción del mismo podría significar el final de la vida tal como la conocemos.

Walsh es autor de End Times: A Brief Guide to the End of the World y aclara que en el caso de que esto ocurra, “no se parecería a nada que haya visto la humanidad anteriormente”.

Primero aparecerían los terremotos, debido al ascenso del magma, que luego saldrá proyectado y descargaría los gases tóxicos de las entrañas de la tierra en el aire. Los estados de Colorado, Wyoming y Utah serían los primeros en sufrir las consecuencias.

A medida que se esparciera la nube de ceniza, la región se sumergiría en la oscuridad: “Se perderían las cosechas; los pastizales se contaminarían; los cables de alta tensión y los transformadores eléctricos quedarían inservibles, lo cual podría afectar gran parte de la red eléctrica”, indica Walsh.

Pero todo sería peor si la erupción de este supervolcán se produjera durante el verano: “Conforme la nube tóxica bloqueara la luz solar, las temperaturas mundiales promedio podrían caer significativamente y no volver a la normalidad durante varios años”.

La reducción de las lluvias podría desencadenar el final de las selvas tropicales. “Los supervolcanes como el de Yellowstone (hay 20 en todo el planeta) representan lo que se conoce como riesgos existenciales: ultracatástrofes que podrían ocasionar una devastación global e incluso la extinción de la raza humana“, agrega.

A pesar de que esto es altamente improbable, no significa que sea imposible: estas erupciones ocurren más o menos cada 714.000 años, pero sus consecuencias serían devastadoras.

“Como calculan los modelos científicos, una supererupción pueda acabar con el diez por ciento de la población global“, indica Bryan Walsh.

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